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Tesis sobre el cuento (Ricardo Piglia)

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  Tesis sobre el cuento   por Ricardo Piglia Primera parte   I En uno de sus cuadernos de notas Chéjov registra esta anécdota: «Un hombre, en Montecarlo, va al Casino, gana un millón, vuelve a su casa, se suicida.» La forma clásica del cuento está condensada en el núcleo de ese relato futuro y no escrito. Contra lo previsible y convencional (jugar-perder-suicidarse) la intriga se plantea como una paradoja. La anécdota tiende a desvincular la historia del juego y la historia del suicidio. Esa escisión es clave para definir el carácter doble de la forma del cuento. Primera tesis: Un cuento siempre cuenta dos historias.  II  El cuento clásico (Poe, Quiroga) narra en primer plano la historia 1 (el relato del juego) y construye en secreto la historia 2 (el relato del suicidio). El arte del cuentista consiste en saber cifrar la historia 2 en los intersticios de la historia 1. Un relato visible esconde un relato secreto, narrado de un modo elíptico y fragmentario....

La información en el relato

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  La información en el relato  Un relato es una secuencia de informaciones que levantan un mundo. A cada paso, el escritor debe tomar decisiones acerca de cómo transmite tales informaciones. Valorar qué se cuenta y qué no y en qué momento, qué se resume y qué se escenifica, qué se muestra y qué se dice, y calibrar las repercusiones de cada elección, resulta indispensable para armar un buen relato. Sin embargo, no siempre es fácil acertar a la hora de transmitir las informaciones, y a menudo los escritores incurren en errores como dar explicaciones que están de más, introducir datos forzadamente o levantar falsas expectativas. Veamos sus mecanismos y analicemos cómo evitarlos. Información sobrante   La información sobrante es la que reitera algo que el lector ya sabe o la que siendo irrelevante levanta expectativas. 1. Evitar la información redundante  En los textos de buen número de escritores noveles abundan las reiteraciones innecesarias de una misma idea. Bien por...

La fiesta ajena

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LA FIESTA AJENA   Liliana Heker Nomás llegó, fue a la cocina a ver si estaba el mono. Estaba y eso la tranquilizó: no le hubiera gustado nada tener que darle la razón a su madre. ¿Monos en un cumpleaños?, le había dicho; ¡por favor! Vos sí que te creés todas las pavadas que te dicen. Estaba enojada pero no era por el mono, pensó la chica: era por el cumpleaños. – No me gusta que vayas –le había dicho–. Es una fiesta de ricos. – Los ricos también se van al cielo –dijo la chica, que aprendía religión en el colegio. – Qué cielo ni cielo –dijo la madre–. Lo que pasa es que a usted, m’hijita, le gusta cagar más arriba del culo. A la chica no le parecía nada bien la manera de hablar de su madre: ella tenía nueve años y era una de las mejores alumnas de su grado. – Yo voy a ir porque estoy invitada –dijo–. Y estoy invitada porque Luciana es mi amiga. Y se acabó. – Ah, sí, tu amiga –dijo la madre. Hizo una pausa–. Oíme, Rosaura –dijo por fin–, esa no es tu amiga...

Mía

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Mía Daniel López del Libro Los Veinte (Antología, Río Cuarto 2018) Cuando los mellizos Eladio y Ramón Leiva pisan esa tierra helada sin árboles, casi sin yuyos, los ingleses ya han puesto a flotar sus tropas sobre el Atlántico. Desde las tardes de caza en el Impenetrable, donde reina el Bermejo, que los Leiva no se hablan. Desde que Eladio encontró una pulsera de Marcela, su novia, entre las ropas de Ramón. Un brazalete de dientes de tapir que él le había fabricado. Ni la intervención de Don Leiva, ni las amenazas del Oficial Albelo en el Batallón de Comunicaciones 181 de Bahía Blanca pudieron con el silencio. Ahora, en estas islas oscuras, sin rojo y sin ruidos, sienten miedo. Desconfían del mar, de la sal, de pájaros enormes que no cantan. Ahora, se miran a los ojos después de años. Se miran y, juntos, ven esas caras que no entienden. Intentan recordar la instrucción militar; indicaciones que no sirven para cazar, para pescar, para asegurar que vengan las lluvias. S...

Tres actos pseudo oníricos sobre Guillótica y sus realidades alternativas.

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Tres actos pseudo oníricos sobre Guillótica y sus realidades alternativas. Guilermina Martínez Primer acto: Cada noche se abre un portal en su pecho, a otras ellas, en otros tiempos y espacios. Puede ser todo peor, o al menos esa es la sensación que le da. Las paredes mutan, y el tiempo va al revés, es decir, que no hay manera de saber cuándo va a terminar. Al volver (o piensa que vuelve) siguen siendo las 00.30h, pero también son las 03.00h y también salió el sol, y también cambió el año, y también bajó de peso, y también se hizo de noche de nuevo, y el tiempo se aplastó como ese sapo chiquito que alguna vez pisó. Todos los días sabe que todas las noches serán el fin del mundo, y que luego el mundo va a reconstruirse. Segundo acto: No quiero que llegue ese punto de no retorno en la metafórica y débil mente de Guillótica, pero es inevitable, como de inevitable es que el tiempo pase y haga lo que quiera con ella. Prefiere abrir el pecho, respirar hondo e imaginar...

La madriguera

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La madriguera Silvia Lupone , del libro Cuentos rurales El entierro se hizo bajo una llovizna helada. Las manos curtidas de los dolientes se guardaban en los bolsillos y las de Amanda   reposaban sobre los hombros de sus hijos, los dos mayores, parados delante de ella. La niña la envolvía con sus brazos apretándose contra su cintura. El cura dijo las últimas palabras, bajaron el cajón y después de la primera palada la niña refugió su cara entre los pliegues del poncho áspero, buscando resguardo en el cuerpo que abrazaba. A la segunda palada, Aurelio, el más grande, giró hacia su madre, le dijo vamos, y así le propuso, casi le ordenó, volver al rancho. Amanda consintió y los cuatro se encaminaron hacia el carro. Subieron todos y Aurelio se acomodó para tomar las riendas; no le gustó que el compadre Benavídez se ofreciera para llevarlos hasta la estancia. Amanda le vio el gesto ladino y suplicó: «Enterremos en paz a su padre, hijito; el compadre solo quiere ac...